Yo no veía venir esto…
Hace más de 10 años, sabía que quería escribir un libro. Era algo que sentía como un deber en mi corazón, pero constantemente me preguntaba: “¿De qué voy a escribir?” Siempre he sido inquieta, extrovertida y me encanta explorar tierras desconocidas. No le temo a lo nuevo, me gusta experimentar y aprender cosas diferentes. También siempre me han apasionado los negocios, motivar a otras mujeres y compartir consejos basados en lo que yo misma iba descubriendo y aprendiendo. Nunca he sido de las que guardan conocimiento; siempre he creído en compartir lo que sé para inspirar y ayudar a otros.
Así que empecé a escribir. Escribía sin rumbo fijo, simplemente plasmaba experiencias de mi vida, cosas que aprendía en libros y seminarios a los que asistía. Creía que el libro que llevaba dentro sería sobre negocios, motivación o incluso sobre cómo tener una vida saludable.
Pero ahora entiendo algo: Dios siempre pone en nuestro corazón lo que debemos hacer en la vida, aunque a veces nosotros, como humanos, nos adelantamos sin consultarle en oración cuál es Su voluntad. Nos decimos a nosotras mismas: “¡Ya sé lo que quiero hacer!”, y tal vez eso esté bien. Pero los detalles concretos, la visión clara de lo que realmente debemos hacer, solo los tiene Dios. Si no dedicamos tiempo a buscarlo, a pasar tiempo con Él, y a veces incluso esperar por largo tiempo, nunca prosperaremos verdaderamente en lo que nos proponemos.
Eso fue lo que me pasó. Pensé que escribiría un gran libro sobre negocios, éxito financiero, cómo alcanzar metas… ¡Nada de eso sucedió! Una noche, en la madrugada, escuché una voz que me dijo: “Deja de escribir.” Me quedé en silencio, preguntándome: “¿Por qué?”. Pero obedecí.
Durante casi un año no escribí nada, ni leí libros. En su lugar, me sumergí por completo en la Palabra de Dios. Nunca imaginé que volvería a escribir, y mucho menos un libro de fe como Regresa a Casa. Este libro no fue planeado por mí; fue un llamado de Dios. Todavía no entiendo muchas cosas, pero sé que Él me está guiando y dirigiendo hacia el propósito que tiene preparado para mi vida.